REFLEXIÓNEn aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un personaje que se arrodilló ante él y le dijo: «Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, ponle la mano en la cabeza, y vivirá.»
Jesús lo siguió con sus discípulos. Entretanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, pensando que con sólo tocarle el manto se curaría.
Jesús se volvió y, al verla, le dijo: «¡Ánimo, hija! Tu fe te ha curado.» Y en aquel momento quedó curada la mujer.
Jesús llegó a casa del personaje y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: «¡Fuera! La niña no está muerta, está dormida.»
Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se puso en pie. La noticia se divulgó por toda aquella comarca.
Palabra del Señor
En muchos momentos nosotros vemos la muerte en los que tienen sufrimientos por enfermedad u otra situación que no es normal en el común de la sociedad. Sucedió en el contexto de Jesús, muchos ven la muerte de la niña y la hemorroisa, pero Jesús ve la vida y la esperanza que engendra fe. Muchos de los que estaban allí “se reían de él” pero Jesús sabía mirar el sufrimiento y la esperanza de los que estaban apartados de la sociedad por tener una enfermedad. Hoy vemos que existen distancias entre los juicios humanos y la compasión de Dios. Nos hace falta tener fe como esta niña o mujer del evangelio, necesitamos ser humildes y reconocer nuestras debilidades, pero también saber reconocer en Jesús la salvación, la cercanía y nosotros tener esa misma actitud del Señor, de escucha y compasión. Dios en Jesús no es lejano, es mucho mas cercano de lo que nos imaginamos.
Dios nos bendiga en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.
Una gran semana para todos.
REFLEXIÓNEn aquel tiempo, dijo Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».
El mundo nos pide hoy que tambien seamos guías como aquel pastor que tiene su rebaño que, acompaña, tranquiliza, guía, lleva y ama. El planeta pasa por fuertes miedos, soledades, muchos tal vez escapan de la realidad y solo quieren estar en solitario, en el aprisco. Jesús se define como el “Pastor bueno” no es el “Pastor malo”. Este título de pastor se aplica a Dios, aquel que cuida de su pueblo. Por este motivo debemos confiar en Él que nos cuida en todo tiempo y lugar. Pero la mision de nosotros como pueblo tambien debe ser la de acompañar, debemos ejercer el rol de pastores ante las personas que sufren a causa de los problemas que nos entrega el mundo hoy, personas de nuestra familia que necesitan de compañía, de apoyo y oración; personas fuera de nuestros hogares por las que demebos ayudar y orar. El oficio de pastor no es un oficio despreciable, es un oficio hermoso, agradecido y por el cual nos da paz. Cuando ayudamos, guiamos y amamos, nuestro corazón se llena de satisfacción. De esa manera es el amor de Dios, un Dios que cuida, guía, ama y es la misión a la que todos estamos llamados.
Que Dios y la Santisima Virgen de Chiquinquira nos guien por el camino justo y del amor.«¿Quieres quedar sano?».El enfermo le contestó:
«Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado».Jesús le dice:
«Levántate, toma tu camilla y echa a andar».Y al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar. Aquel día era sábado, y los judíos dijeron al hombre que había quedado sano: «Hoy es sábado, y no se puede llevar la camilla».Él les contestó:
«El que me ha curado es quien me ha dicho: “Toma tu camilla y echa a andar”».Ellos le preguntaron:«¿Quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a andar?».Pero el que había quedado sano no sabía quién era, porque Jesús, a causa del gentío que había en aquel sitio, se había alejado. Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice:
«Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor».Se marchó aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado.