- La Orden en el inicio de las universidades
- El contexto actual
- La Seccional Villavicencio
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La Orden en el inicio de las universidades
En la época en que nuestro Padre Santo Domingo fundó la Orden de Predicadores, existían dos tipos de instituciones eclesiales: las escuelas monásticas y las escuelas catedralicias. Las primeras, las monásticas, buscaban defenderse de los cambios sociales que se estaban produciendo; a esta actitud se le ha denominado fuga mundi. Las segundas, las catedralicias, procuraban dar cuenta de esos cambios, y su posterior desarrollo dio origen a universidades como las de París, Bolonia, Oxford y Salamanca, entre otras.
Fue idea de nuestro Padre Santo Domingo ubicar la Orden en el movimiento naciente universitario; él mismo avizoró la importancia de que los frailes fuesen a las universidades a estudiar, predicar y enseñar.
En cuanto a la formación de los clérigos y religiosos, en aquella época solo una pequeña élite eclesiástica profundizaba en la exégesis de la Sagrada Escritura, mientras que el común de los sacerdotes se dedicaba únicamente a predicar sermones moralizantes. En ocasiones, incluso, se utilizó el brazo armado que tenía entonces la Iglesia para perseguir a los herejes.
El Concilio de Letrán, en 1178, ordenó que en cada catedral hubiese un maestro para instruir a los clérigos. Posteriormente, en 1215, se amplió esta disposición para toda la Iglesia. Sin embargo, Honorio III, en 1219, se lamentaba del incumplimiento de dichos decretos. En este horizonte se comprende que la Orden surgiera para contribuir a la búsqueda de la verdad desde el estudio de la filosofía y la teología, formando maestros de clérigos. Luego, la presencia en las universidades amplió el horizonte de enseñanza a otros estudiantes no clérigos. Esta es la relación del origen de la Orden con los espacios universitarios: este fue el contexto de estudio y predicación de frailes como Jordán de Sajonia, Alberto Magno y Tomás de Aquino.
Santo Tomás otorga un lugar central a la tarea del estudio y la predicación de la Orden. Afirma que las órdenes que se dedican a la enseñanza y la predicación son superiores —más perfectas— que aquellas dedicadas únicamente a la contemplación, y con ello se oponía a la fuga mundi. Dice Tomás: “Así como es más perfecto iluminar que solo ver la luz, del mismo modo es más perfecto comunicar a los demás lo contemplado, que solo contemplar” (ST, II-II, 188). De ahí se origina el lema central de la Orden: contemplari et aliis tradere contemplata.

Santo Tomás llevó a los frailes a estudiar a Dios y su creación según la revelación, por medio de la teología, y a Dios y su creación por medio de la filosofía. Son los mismos objetos estudiados desde dos perspectivas en procura de una única verdad. Afirma Tomás: “Lo que constituye la diversidad de las ciencias es el distinto punto de vista bajo el que se mira lo cognoscible… por eso no se ve inconveniente en que las mismas cosas que estudian las disciplinas filosóficas, en cuanto asequibles a la razón natural, sean también objeto de otra ciencia, la teología, en cuanto son conocidas con la luz de la revelación” (ST, II-II, 185).
Así, la predicación pasó de ser una simple exhortación moral a convertirse en la forma de hacer evidente la gracia de Dios en la creación y de mostrar cómo dicha creación se perfecciona mediante la intervención de la inteligencia humana. En la perspectiva de la Orden, las instituciones por excelencia para estudiar la transformación que obra la gracia de Dios eran los Studia Generalia y las universidades.
Este legado no debemos olvidarlo hoy. La universidad tiene sentido para la Orden si es un lugar donde se busca transformar el mundo desde la verdad revelada y la verdad natural. Hoy, el lema facientes veritatem debe ser nuestra tarea, en medio de un mundo complejo y con grandes retos.
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El contexto
- Reto social
En la época de la pandemia se preveían dos caminos en la relación del Estado con sus propios ciudadanos: uno era el de la integración, la solidaridad y la búsqueda del bien común para superar futuras crisis; el otro, la exacerbación de las soberanías nacionales en detrimento de la cooperación internacional, la democracia y los derechos humanos. Lamentablemente, el horizonte internacional muestra que se ha tomado el segundo camino: populismos de derecha o de izquierda que privilegian el discurso nacionalista sobre la construcción del bien común internacional. De esos discursos a las guerras internacionales y al crecimiento de los conflictos internos había solo un paso, que hoy lamentablemente se está materializando.
El otro elemento del reto social es la inequidad. La pobreza sigue siendo un factor grave, y el desarrollo económico no necesariamente alcanza a todos. Nuestro país continúa teniendo una pobreza monetaria extrema del 11% (alimentación) y una pobreza monetaria del 31% (necesidades básicas).

- Reto ecológico
Tres momentos han sido decisivos en la comprensión del medio ambiente: las conferencias de Estocolmo (1972), Río (1992) y París (2016). En estas conferencias se fue profundizando en la relación de la persona humana con su entorno: se pasó de concebir los seres vivos no humanos y los seres inertes como recursos al servicio del hombre, a entender que la persona humana forma parte de un ecosistema.
Son importantes estas conferencias por la cantidad de países que han participado —en promedio 180 de los 193 existentes—. No solo se han preocupado por la supervivencia del planeta, sino también por la necesidad de mayor equidad social. He escuchado en varios de ustedes hablar de Bio-Universidad, y la USTA Villavicencio es el lugar apropiado para construir esta idea.
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Reto tecnológico
Este es un ejemplo de cómo la Universidad ha ido cambiando: de ser un espacio físico donde se reunían un docente y un grupo de estudiantes, a convertirse en una red de interacción de conocimientos. La tecnología no es un sujeto frente a la educación; es, hoy, la forma misma de ser de la educación.
Esto implica pensar cada espacio físico desde una finalidad de conexión tecnológica, en la que el estudiante puede estar en el espacio del docente, en otros espacios, e incluso en otros tiempos. La inteligencia artificial también está transformando el proceso educativo y representa un cambio de paradigma: por décadas, la tecnología agilizó o reemplazó actividades externas al sujeto humano; la IA es capaz de imitar su inteligencia y, pronto, su voluntad al tomar decisiones.

- Reto de sostenibilidad
La universidad, como institución, es más antigua que el Estado. Se considera la Universidad de Bolonia, del siglo XI, como la más antigua; la de Oxford también data de ese siglo; la de Cambridge surgió un siglo después, en el XII, como resultado de una disputa entre profesores de Oxford. Por la misma época surgió la Sorbona en París; la Universidad de Salamanca inició su enseñanza en el siglo XIII, y la de Coímbra, en el XIV.
Si consideramos que el Estado moderno nace con el Tratado de Westfalia de 1648, en el siglo XVII, deducimos que el Estado apareció como institución seis siglos después que las universidades, y que, precisamente, fueron ellas las que le dieron origen. Las nociones de soberanía, democracia, derechos humanos y contrato, que dan fundamento al Estado, son categorías creadas en Salamanca, Coímbra, París y Oxford.
A partir de la creación del Estado constitucional, la educación es un derecho, como lo señalan los artículos 67 y 68 de nuestra Constitución: un derecho de tan alto valor como la libertad o la igualdad. Y es un derecho que, en cualquier país democrático, puede ser impartido por instituciones de carácter público o privado. En esos países, el Estado destina recursos a ambas clases de instituciones para que este derecho se materialice en los estudiantes.
Si el Estado no lo hace, los costos aumentan y la cobertura disminuye. En un contexto como el nuestro, donde los recursos públicos para las universidades privadas son cada vez menores, estas deben propender por buscar fuentes alternas de financiación, como la aplicación a regalías, alianzas con el sector privado o el apoyo de entidades internacionales. En esta tarea, los graduados tienen un papel fundamental. En síntesis, debe ser compromiso de cada integrante de la Universidad Santo Tomás contribuir a su preservación.

III. La Seccional Villavicencio
El concepto de universidad transformó el concepto griego de cosmos. En el cosmos todo está perfecto, construido, y lo que se opone a él debe ser atacado. La palabra universidad daba cuenta de que la diversidad puede convivir en un solo espacio: en el unum, lo diverso. Qué importante es este concepto hoy, cuando al desconocer que podemos convivir con lo distinto, lo ignoramos o, incluso, lo aniquilamos, como ocurre a diario en nuestro país. La construcción de universidad, en perspectiva tomista, es la construcción de convivencia, de democracia y de bien común.
Nuestra presencia como USTA Villavicencio lleva menos de dos décadas. En el recorrido que tan puntualmente dirigió el Padre José Antonio, me mostró la primera piedra, que data de comienzos de este siglo. Como seccional, cumplirá tan solo tres años el próximo 27 de diciembre. Lo que se ha construido hasta hoy es resultado del trabajo de los frailes y de muchos de ustedes, desde sus distintos lugares dentro de la Universidad. Nuestra responsabilidad es continuar esta tarea.
Más de 7.000 graduados son hoy el fruto de esta seccional; ellos ya están transformando esta región desde los conocimientos y valores recibidos y compartidos por su Alma Mater.
Hoy la Universidad cuenta con 14 programas de pregrado, 16 de posgrado, 7 programas técnicos y 2 programas virtuales; además, dos pregrados ya están acreditados en alta calidad. Los invito a que ampliemos esta oferta con programas pertinentes para resolver los problemas de la región y del país.
El 50% de los bachilleres no ingresan a la universidad porque no los motiva o no cuentan con las condiciones económicas. Debemos hacer de la USTA Villavicencio un lugar que acoja y forme a más estudiantes, un espacio de encuentro entre sus sueños y nuestra experiencia en la formación.
A pesar del avance en los estudios de posgrado, solo el 7% de los graduados continúa esa ruta; en consecuencia, existe una oportunidad clara para ampliar nuestra oferta de programas de posgrado, así como de educación en saberes tecnológicos y cursos de corta duración.
El Padre Álvaro nos ha enseñado a ir más allá de nuestros límites; es la única manera de hacer de la Universidad un lugar de calidad, apertura, innovación, transformación del entorno, integración con la región y contribución al progreso de los Llanos.
Los invito a que, entre todos, construyamos nuestros sueños formando estudiantes que transformen nuestra región y nuestro país en un lugar de encuentro, paz y desarrollo social. Que Dios nos ilumine para que, entre todos, construyamos este proyecto.
¡Muchas gracias!