Las 7 cosas que podemos hacer desde la U, para mitigar el desastre en el Amazonas
- Ingeniería Ambiental
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La quema de miles de hectáreas de selva en el Amazonas movilizó en redes sociales a muchas personas en el mundo y varios de los tomasinos han preguntado qué podríamos hacer desde Villavicencio y la Orinoquia para mitigar en parte el impacto de este desastre ambiental.
Lo primero a saber es que la deforestación de los bosques naturales es una problemática global poco visibilizada porque en gran parte de los casos favorece el desarrollo de prácticas socioeconómicas, como la ganadería, la agricultura y la minería. Los incendios forestales en la selva amazónica son situaciones que, aunque de manera natural suelen presentarse en esta época del año, su magnitud e intensidad, y las consecuentes pérdidas en biodiversidad, preocupan al mundo entero.
También cabe aclarar que, aunque los incendios se estén presentando en el Amazonas, sus efectos los vamos a sentir en todo el planeta, pues el llamado “pulmón del mundo”, es la despensa de oxígeno más grande de la Tierra y por tanto el sumidero de dióxido de carbono (CO2) más importante que tenemos.
Natalia Mosquera Beltrán, decana de la Facultad de Ingeniería Ambiental de la Universidad Santo Tomás, sede Villavicencio, y Angélica María Bustamante Zapata, decana del mismo programa, indicaron que sí hay manera de contribuir a la solución del problema, aún sin ser miembro de entidades del gobierno u ONG:
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Disminuyendo nuestra huella de carbono, es decir nuestras emisiones de Gases de Efecto Invernadero como CO2 (dióxido de carbono) y CH4 (gas metano). Algunas prácticas sencillas son:
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Promover el uso de la bicicleta o desplazamientos caminando.
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Compartir nuestro carro, así reducimos la cantidad de emisiones producto de la quema de combustibles fósiles.
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Disminuir el consumo de carne, la alta demanda de este producto ha ocasionado la quema de grandes extensiones de tierra para pastoreo y monocultivos con los que se alimenta el ganado.
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Aumentar en lo posible fuentes de alimentación de origen vegetal, informémonos sobre alimentos alternativos a la proteína animal, que suplan nuestras necesidades nutricionales.
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Disminuir nuestra demanda energética, por ejemplo, no empleando ventiladores o el aire acondicionado y promover la ventilación natural.
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No encender luces de manera innecesaria, aprovechar la luz del día, además de ayudar al ambiente, reducimos el cobro en nuestra factura.
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Buscar fuentes alternativas de energía. La energía solar y la energía eólica, hoy en día son muy comunes en el mercado y podemos sustituir nuestra fuente de uso domiciliario.
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Disminuir el consumo de plásticos de un solo uso, o desechables. Aunque existan alternativas de reciclaje, solo podemos disminuir el problema cuando no lo generamos.
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Ahora en época de elecciones, elegir a conciencia nuestros próximos gobernantes: “apoyemos iniciativas con una postura ambiental que contribuya a la preservación de nuestros ecosistemas y a la prevención de los impactos ambientales”. Es la única manera en la que podemos exigir que se cumplan nuestros derechos.
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Sembrar al menos un árbol al año, principalmente árboles nativos, que además de brindarnos sombra, regular la temperatura, fijar el CO2 y liberar oxígeno, pueden brindar alimentos a la fauna local.
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Participar de iniciativas ciudadanas ambientales, que nos permitan sensibilizar y promover hábitos saludables y sostenibles en nuestro entorno.
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Educar a nuestros hijos, padres y en general familiares y amigos sobre estas pequeñas pero significativas prácticas.
Por último, recordemos que cualquiera de estas acciones además de ayudar a la problemática ambiental, ayudan a mejorar la calidad del aire en nuestro entorno.
